Hace un tiempo, una compañera de trabajo, hablando sobre la psicología me habló del salario emocional. El salario emocional es aquella recompensa que obtenemos en nuestro trabajo, que nos satisface como personas y a nivel emocional, pero no tanto económicamente. La psicología tiene mucho salario emocional. Pero también tiene mucho impuesto emocional.
Trabajamos con seres humanos que, en gran parte de las veces, se encuentran en uno de los peores momentos de su vida. Esto es una gran responsabilidad y, de no trabajarse o compartirse con otros compañeros de trabajo para recolocarlo, puede pasarnos factura como profesionales o como humanos.
Por otro lado, como humanos que somos no estamos exentos de sentirnos identificados con algún proceso de algún paciente. Esto no implica problema a simple vista, pero si puede acabar siéndolo si de repente nos vemos más implicados en el proceso a nivel emocional y salimos de nuestra posición de terapeutas.
Es por ello que, poder contar con un apoyo o una visión externa puede ser una buena herramienta para sentirnos respaldad@ o para seguir mejorando nuestra calidad de vida y de terapia.